La reflexión sobre la vida nos hace darnos cuenta de lo que somos, dónde estamos y a dónde vamos. También nos invita a un cambio, ya que somos imperfectos pero sí perfectibles; podemos ser mejores de lo que somos, dando calidad a nuestra vida, no necesariamente por la satisfacción en las cosas materiales, sino más bien, por una salud espiritual que despierte nuestra humanidad en relación con las personas.
Excelente anécdota para darnos cuenta como no debemos dejarnos llevar por la primera impresión que tenemos de las personas, pues muchas veces las apariencias engañan, no es lo que suponíamos. El antídoto para ello lo aconsejó Jesucristo, no juzgar a los demás, "con la misma vara que midas serás medido".
Excelente anécdota para darnos cuenta como no debemos dejarnos llevar por la primera impresión que tenemos de las personas, pues muchas veces las apariencias engañan, no es lo que suponíamos. El antídoto para ello lo aconsejó Jesucristo, no juzgar a los demás, "con la misma vara que midas serás medido".
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