Es un favor, es un don gratuito, ES DAR ALGO A CAMBIO DE NADA.
Jesucristo dio su vida por la humanidad, no porque la mereciera sino por pura GRACIA.
La Gracia de Dios es gozo, esperanza a pesar de las adversidades. La vida misma es una Gracia de Dios.
Podemos leer lo que dice San Pablo en Gálatas 2, 10: "Ya no soy yo quien vive, sino que es Cristo quien vive en mí." En 1 Cor 15, 10 continúa diciendo: "Soy lo que soy porque Dios fue bueno conmigo", es decir pura Gracia de Dios.
Cuando nosotros disfrutamos una fruta; por ejemplo, un delicioso mango, nos preguntamos, de dónde viene tanta dulzura, quién hizo el mango. No puede ser su existencia pura casualidad. ES LA GRACIA DE DIOS que se manifiesta en esa fruta y todo lo que nos rodea.
Hagamos que la dulzura del mango sea probada también por otros. Es decir, que conozcan y experimenten la Gracia de Dios en sus vidas.
La reflexión sobre la vida nos hace darnos cuenta de lo que somos, dónde estamos y a dónde vamos. También nos invita a un cambio, ya que somos imperfectos pero sí perfectibles; podemos ser mejores de lo que somos, dando calidad a nuestra vida, no necesariamente por la satisfacción en las cosas materiales, sino más bien, por una salud espiritual que despierte nuestra humanidad en relación con las personas.
lunes, 7 de marzo de 2016
lunes, 22 de febrero de 2016
SÓLO LE AYUDÉ A LLORAR
En un concurso para niños en que se buscaba la acción más cálida, un niño contó que tenía un vecino anciano que estaba muy triste por la muerte de su esposa. Al ver al hombre sentado en una banca de su jardín llorando, fue donde él, se subió a su regazo y se sentó. Cuando su mamá le preguntó qué le había dicho al vecino para que se calmara, contestó: "Nada, solo le ayudé a llorar".
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