martes, 23 de julio de 2013

VENCIENDO LAS ATADURAS

Podríamos decir que un apego o una atadura es algo que no te deja actuar con libertad, que eres esclavo de ella, porque domina tu atención y tu tiempo.
La primera atadura a romper es la ATADURA DEL PASADO. Hay que aceptar que lo que fue ya no será. Sea que fue bueno o malo nuestro pasado, no volverá. La sociedad ha cambiado mucho en los últimos años. La tecnología la tenemos en nuestra narices y parece absorver a la juventud con el internet, los celulares, tablets, la tv, etc., por mencionar un ejemplo.
Si no nos fue bien, la ATADURA DEL RESENTIMIENTO, nos corroe, nos mata, nos mantiene atado a ese hecho negativo que nos pasó o a esa persona, que nos ofendió o decepcionó.
Nuestra mente da vueltas y vueltas sin salir de ese laberinto y en nuestros momentos de reflexión u oración aparecen esas circustancias que nos desalientan, que nos deprimen.
Hay un atídoto para ello, la decisión de PERDONAR, el perdón rompe la atadura espiritual, el perdón sana, libera, te desconecta con aquello que te resiente. Es difícil, pero es posible con la invocación del Espíritu Santo. Hay tantos ejemplos, menciono uno: El Papa Juan Pablo II, perdonó y fue a ver en la prisión a aquél que lo había baleado en la Plaza de San Pedro. 
Otra atadura es el MIEDO. Sucede porque uno se compara con los demás, con quellos que supuestamente son más que nosotros. El miedo hace que uno se crea una persona inútil. Nos paralizamns y no hacemos nada. Lo que quiere Dios para tu vida es que no tengas miedo, que seas libre.
A veces es bueno tener miedo por un sentido de previsión, pero son llegar a extremos que nos impidan a realizar buenas acciones.
Otra atadura es la ENVIDIA, inquietarse por el éxito de los demás nos nos perjudica, ya no vemos nuestro propio horizonte, que también puede mejorarse. Al igual que el resentimiento, la envidia nos corroe. El mejor tener simpatía por los logros de los demás, que incomodarse por ello. Si son buen habidos, en buena hora y, si son mal habidos, como dice el libro de La Sabiduría, no hay nada oculto que no llegue a saberse.
Otras ataduras: el teléfono celular, el Facebook, amuletos, horóscopo, las cartas, etc. También: el pero, al gato, el lorito. La pareja: había una pareja de esposos que no se separaban ni para ir al baño.
Otros ejemplos: la madre canguro: "Es que a mi hijita, no la puedo dejar sola". ¿Cuántos años tiene su hijita? 51.
Otra atadura es LA TRISTEZA, una de las más peligrosas en nuestro tiempo, la tristeza nos apaga, nos lleva a la depresión. Veamos lo que nos dice la Biblia en Filipenses 3, 4-7: "Alégrense siempre en el Señor. Repito: ¡Alégrense! Que todos los conozcan a ustedes como personas bondadosas. El Señor está cerca. No se aflijan por nada, sino preséntenlo todo a Dios en oración; pídanle y denle gracias también. Así Dios les dará su paz, que es más grande de lo que el hombre puede entender; y esta paz cuidará sus corazones y sus pensamientos por medio de Cristo Jesús."
Muchas veces decimos por complacencia: "Estoy bien", pero cuando vienen los problemas nos deprimimos ¿qué pasó? Otras veces, decmos que estamos bien, pero nuestra cara dice lo contrario.
 
Pasos que debemos tomar frente a las ataduras:
  1. Aceptar la atadura ¿qué es lo que me ata?
  2. Comprender la atadura ¿por qué tengo esta atadura?
  3. Tomar la decisión de liberarse.
  4. Trabajar esa atadura, por ejemplo reemplazarla ocupando su tiempo en algo importante.

En los siete pecados capitales tenemos las más graves ataduras: la soberbia, la ira, la pereza, la envidia, la gula, la lujuria y la avaricia.  
Podemos leer en la Biblia: Gálatas 5, 1 "Cristo nos dio libertad para ser libres. Por lo tanto, manténganse ustedes firmes en esa libertad y no se sometan otra vez al yugo de la esclavitud."
La recomendación final:
Cuando uno está alegre rompe toda atadura.